19 de abril de 2024

Domingo 21 de Abril de 2024. DOMINGO 4º DE PASCUA - B

 DOMINGO 4º DE PACUA. CICLO B

 Domingo del Buen Pastor. Este Evangelio nos revela la cercanía que Jesús sentía con su pueblo, el inmenso amor que le suscitaba a Jesús el pueblo de Israel; Él estaba dispuesto a amarnos hasta el extremo porque su Padre le había encomendado esta misión. Estas afirmaciones de Jesús son por lo tanto, un gran misterio de amor, entrega, cercanía, conocimiento íntimo por parte de Dios hacia su Pueblo.

Pero, ¿qué nos dice a nosotros estas afirmaciones? La primera pregunta que salta es: ¿seremos dignos de tan grande amor? ¿Realmente Cristo es nuestro Pastor? ¿Qué voces escuchamos más seguido en nuestro caminar como cristianos? ¿Será la voz de Cristo? Todos nos hemos sentido perdidos alguna vez en nuestras vidas: perdidos en nuestro caminar como hijos, como hermanos, como parejas, como estudiantes, como profesionales, como cristianos, etc. ¿a quién recurrimos para encontrar el camino? Hay muchos falsos pastores que nos quisieran mostrar el camino fácil: la pereza, la música que crea un ambiente evasivo de la realidad, el trabajo excesivo, el miedo a profundizar en los problemas personales, la falta de responsabilidad, el placer, la sexualidad irresponsable, etc. Tantos caminos por los que nos invitan a caminar hacia una falsa felicidad; pero la realidad es que nadie nos conoce tan bien como Jesús, nadie estaría dispuesto a entregar su vida por tu felicidad como lo hizo El. ¡¿Qué otra prueba de amor necesitamos para creer en Él, para confiar en Él, para seguirlo a Él?! Jesús es nuestro Pastor, no porque él lo diga, sino porque Él nos conoce en profundidad y ha dado la vida por nosotros.

+ Lectura del santo Evangelio según san Juan  10, 11-18. 

En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: “Yo soy el buen pastor. El buen pastor da la vida por sus ovejas. En cambio el asalariado, el que no es el pastor ni el dueño de la ovejas, cuando ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; el lobo se arroja sobre ellas y las dispersa, porque a un asalariado no le importan las ovejas.

   Yo soy el buen pastor, porque conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí, así como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre. Yo doy la vida por mis ovejas. Tengo además otras ovejas que no son de este redil y es necesario que las traiga también a ellas; escucharán mi voz y habrá un solo rebaño y un solo pastor.

   El Padre me ama porque doy mi vida para volverla a tomar. Nadie me la quita; yo la doy porque quiero. Tengo poder para darla y lo tengo también para volverla a tomar. Este es el mandato recibido de mi Padre”.
Formación en la fe

Celebrar la resurrección  

Todo el misterio de la redención.

La conmemoración litúrgica de la resurrección está en el corazón del tiempo pascual. Sin embargo, ésta no agota todo el contenido de este período. Pertenecen también a este tiempo los gloriosos misterios de la ascensión y pentecostés. Sin ellos, la celebración del misterio pascual quedaría incompleta.

Parece ser que en los primeros tiempos cristianos, antes de que el año litúrgico comenzara a adquirir forma en el siglo IV, la ascensión y pentecostés no se celebraban como fiestas aparte. Pero estaban incluidas en la comprensión global de la pascua que tenía la Iglesia entonces. Se conmemoraban implícitamente dentro de los cincuenta días y eran tratadas como partes integrantes de la solemnidad pascual. Por eso no es extraño que se refiriesen a todo el período pascual como "la solemnidad del Espíritu".

El padre Robert Cabié, en un estudio exhaustivo de pentecostés en los primeros siglos, observa que la Iglesia primitiva, en su celebración de lo que ahora llamamos tiempo pascual, conmemoraba todo el misterio de la redención. Esto incluía la resurrección, las manifestaciones del Señor resucitado, su ascensión a los cielos, la venida del Espíritu Santo, la presencia de Cristo en su Iglesia y la expectación de su vuelta gloriosa.

A la luz de lo que sabemos de la cristiandad primitiva, el período de pentecostés celebraba el misterio cristiano en su totalidad, de la misma forma que el domingo, día del Señor, celebraba todo el misterio pascual. El domingo semanal y el "gran domingo" introducen ambos al cuerpo de Cristo en la gloria adquirida por la cabeza.

La experiencia de la Iglesia primitiva puede enriquecer nuestra comprensión del tiempo pascual. La conciencia viva de la presencia de Cristo en su Iglesia era parte importante de esta expresión. Dicha presencia continúa poniéndose de relieve en la liturgia y se simboliza en el cirio pascual que permanece en el presbiterio. Los Hechos de los Apóstoles nos recuerdan los cuarenta días que median entre pascua y la ascensión como el tiempo en que el Señor resucitado está con sus discípulos. Como en tiempos pasados, la Iglesia conmemora hoy esta presencia histórica, al mismo tiempo que celebra la presencia de Cristo aquí y ahora en el misterio de la liturgia. Durante el tiempo pascual, la Iglesia, esposa de Cristo, se alegra por haberse reunido de nuevo con su esposo (cf Lc 5,34-35).
Rincón de oración

¿POR QUÉ ORAR?

FORMAS DE ORACIÓN

1. COMUNITARIA

a. Litúrgica:

. Santa Misa: es la oración más importante.

. Oficio Divino o Liturgia de las Horas.

b. No litúrgica:

. Oración Comunitaria o en Grupos.

2. PERSONAL

La oración personal puede tener muy variadas formas, y aunque hay oraciones más elevadas que otras, cualquier tipo de oración agrada al Señor, y la oración que utilice cada persona depende mucho de su personalidad, de la llamada que Dios le haga y de las gracias que Dios le otorgue. Depende de cada uno -es cierto- responder lo mejor posible a esa llamada y a esas gracias que vienen del Señor.


ERRORES EN LA ORACION


Es bueno ver lo que nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica (#2726) sobre algunos conceptos erróneos que pueden haber en torno a la oración personal:

. Considerar la oración como un monólogo y no un diálogo: Es cierto que la oración es conversar con Dios, pero la conversación implica diálogo: no puedo hablar sólo yo. Orar no es tanto hablar nosotros a Dios, ni mucho menos hacerle exigencias, sino más bien guardar silencio ante Él, tratando de descubrir Su Voluntad, cuáles son Sus Planes para nuestra vida. Ya Jesucristo nos aconsejó así: "Al orar no multipliquéis las palabras ... pensando que por mucho hablar seréis atendidos" (Mt.6, 7).

. Creer que la oración es sólo un esfuerzo personal: Si bien es cierto que hay que desear orar y que hay que proponerse orar con toda la asiduidad que nos sea posible y "sin desfallecer" como nos dice el mismo Jesucristo. El Catecismo de la Iglesia Católica nos dice que "la oración viene también del Espíritu Santo". En realidad, es el Espíritu Santo quien hace la oración en nosotros, o mejor: es la oración en nosotros (cfr. Isabel de la Trinidad, Carmelita Descalza).

Actividades parroquiales

 Horario de Misas

De lunes a sábado.. 19:30 h.

Domingos .............. 10:00—11:30 h

Rezo del Santo Rosario

De lunes a sábado .. 19:00 h.

Exposición del Santísimo

Jueves .................... 18:30—19:30 h.

Domingos .............. 10:30—11:30 h.

Confesiones

Media hora antes a cada Misa

Cuando alguien lo solicite

Despacho Parroquial

Martes, miércoles

y jueves ................ 18:00—19:00 h.

 Cáritas Parroquial

Atención los miércoles de 18 a 19 h. en los locales de Ciudad de Laval, 30.

Consejo de Pastoral

El lunes 22 a las 20:30 h. reunión del Consejo de Pastoral Parroquial.

Lectio Divina

Iniciación a la oración con la lectio divina, un camino para aprender a orar desde la palabra de Dios.

Quincenalmente los lunes después de la Santa Misa, a las 20:30 h.

Lunes próximo, día 29 de abril.

El ejemplo de los Santos

26 de abril: San Isidoro de Sevilla

(Cartagena, hacia 556 - Sevilla, 636) Obispo, teólogo y erudito de la España visigoda, elevado a la santidad por la Iglesia Católica. Se formó con lecturas de Agustín de Hipona y San Gregorio Magno; estudió en la escuela Catedralicia de Sevilla, donde aprendió latín, griego y hebreo. Al morir su hermano Leandro, arzobispo de Sevilla, lo sucedió en el gobierno de la diócesis, y su episcopado duró 37 años (599-636). Vivió en una época de transición entre la decadencia de la Edad Antigua y del mundo romano, y el nacimiento de la Edad Media y de las nuevas nacionalidades de influencias germanas. Isidoro de Sevilla fue un escritor muy prolífico y un infatigable compilador y recopilador. Compuso numerosos trabajos históricos y litúrgicos.

Su obra más conocida es Etimología (hacia 634), monumental enciclopedia que refleja la evolución del conocimiento desde la antigüedad pagana y cristiana hasta el siglo VII. Casi un siglo después de su muerte fue declarado Doctor de la Iglesia por el papa Inocencio XIII.

 

 

 


10 de abril de 2024

Domingo 14 de Abril de 2024. DOMINGO 3º DE PASCUA. B

DOMINGO 3º DE PACUA. CICLO B
 Hoy Cristo se sigue haciendo presente y se muestra cercano a nosotros; muchos son los testimonios que nos hacen presente a Cristo vivo entre nosotros: cuando encontramos la paz que sólo Cristo nos puede dar; cuando vemos a gente trabajar por los necesitados por el Amor de Dios; cuando los hambrientos son saciados; cuando vemos a una familia vivir en armonía; al valorar la vida que disfrutamos cada día; cuando escuchamos la Palabra de Dios y vemos cómo se hace realidad en nuestras vidas. En realidad son muchas las maneras en las que Dios se hace presente; pero nosotros tenemos que decidirnos a creer que Cristo está vivo entre nosotros, que se encuentra en cada uno de estos acontecimientos. Es la fe la que nos introduce a este mundo maravilloso de Cristo Resucitado, es la fe la que nos permite experimentar la presencia viva de Cristo entre nosotros. Es la fe también la que nos debe impulsar a dar testimonio de este Cristo resucitado. No tengamos miedo, atrevámonos a dar testimonio de Él; pidámosle a Él que ilumine nuestro entendimiento y nuestro corazón para poderlo contemplar y reflejar vivo en nuestras vidas.

+ Lectura del santo Evangelio según san Lucas  24, 35-48. 

Cuando los dos discípulos regresaron de Emaús y llegaron al sitio donde estaban reunidos los apóstoles, les contaron lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan.

Mientras hablaban de esas cosas, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con vosotros”. Ellos, desconcertados y llenos de temor, creían ver un fantasma. Pero él les dijo: “No temáis; soy yo. ¿Por qué os espantáis? ¿Por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies. Soy yo en persona. Tocadme y convenceos: un fantasma no tiene ni carne ni huesos, como veis que tengo yo”. Y les mostró las manos y los pies. Pero como ellos no acababan de creer de pura alegría y seguían atónitos, les dijo: “¿Tenéis aquí algo de comer?” Le ofrecieron un trozo de pescado asado; él lo tomó y se puso a comer delante de ellos. Después les dijo: “Lo que ha sucedido es aquello de que os hablaba yo, cuando aún estaba con vosotros: que tenía que cumplirse todo lo que estaba escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos”

Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras y les dijo: “Está escrito que el Mesías tenía que padecer y había de resucitar de entre los muertos al tercer día, y que en su nombre se había de predicar a todas las naciones, comenzando por Jerusalén, la necesidad de volverse a Dios para el perdón de los pecados. Vosotros sois testigos de esto”.
Formación en la fe

Celebrar la resurrección 

El misterio de la resurrección recorre todo este tiempo. Se lo contempla bajo todos sus aspectos durante los cincuenta días. La buena nueva de la salvación es la causa del regocijo de la Iglesia. La resurrección se presenta a la vez como acontecimiento y como realidad omnipresente, como misterio salvador que actúa constantemente en la Iglesia. Así se deduce claramente del estudio de la liturgia pascual. Comenzando el domingo de pascua y su octava, advertimos que los evangelios de cada día nos relatan las varias manifestaciones del Señor resucitado a sus discípulos: a María Magdalena y a las otras mujeres, a los dos discípulos que iban camino de Emaús, a los once apóstoles sentados a la mesa, en el lago de Tiberíades, a todos los apóstoles, incluido Tomás. Estas manifestaciones visibles del Señor, tal como las registran los cuatro evangelistas, pueden considerarse el tema mayor de la liturgia de la palabra. Así es ciertamente en la octava, en la que cada día se nos presenta el acontecimiento de pascua bajo una luz nueva.

Después de la octava, no se pierde de vista la resurrección, sino que se la contempla desde una perspectiva diferente. Ahora se destaca sobre todo la presencia activa en la Iglesia de Cristo glorificado. Se lo contempla como el buen pastor que desde el cielo apacienta a su rebaño, o como el camino que lleva al Padre, o bien como la fuente del Espíritu y el que da el pan de vida, o como la vid de la cual obtienen la vida y el sustento los sarmientos.

Considerada, pues, como acontecimiento histórico y como misterio que afecta a nuestra vida aquí y ahora, la resurrección es el foco de toda la liturgia pascual. Es éste el tiempo de la resurrección y, por tanto, de la nueva vida y la esperanza.

Y como este misterio es realmente una buena nueva para el mundo, es preciso atestiguarlo y proclamarlo. Los evangelios nos presentan el testimonio apostólico y exigen de nosotros la respuesta de la fe. También hay otros escritos del Nuevo Testamento, como los Hechos de los Apóstoles, que han consignado para nosotros el testimonio que los discípulos dieron de "la resurrección del Señor Jesús".

No basta con recordar el misterio, debemos mostrarlo también con nuestras vidas. Resucitados con Cristo, nuestras vidas han de manifestar el cambio que ha tenido lugar. Debemos buscar "las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la diestra de Dios" (Col 3,1). Esto significa compartir la libertad de los hijos de Dios en Jesucristo.
Rincón de oración

¿POR QUE ORAR?

           Llama la atención que el Catecismo de la Iglesia Católica dedique una quinta parte (20%) de sus páginas al tema de la oración, en forma muy extensa y explícita, y tratando todas las formas de oración, inclusive la de la contemplación. Son tan detallados los capítulos que el Catecismo de la Iglesia Católica dedica a la oración, que trae hasta consejos prácticos para la oración y trata también los errores en que pueden caer los orantes. El tratamiento que da el Catecismo de la Iglesia Católica a la oración denota la importancia que le asigna el Magisterio de la Iglesia a la misma.

La oración es la llave que abre nuestro corazón y nuestra alma al Espíritu Santo; es decir, a su acción de transformación en nosotros. Al orar, permitimos a Dios actuar en nuestra alma -en nuestro entendimiento y nuestra voluntad- para ir adaptando nuestro ser a Su Voluntad. (cfr. CIC 2825-1827)

La oración nos va descubriendo el misterio de la Voluntad de Dios.

La oración va conformando nuestro ser a esa forma de ser y de pensar divinas: nos va haciendo ver las cosas y los hechos como Dios los ve.

La oración nos va haciendo conformar nuestra vida a los planes que Dios tiene para nuestra existencia.

En fin: la oración nos va haciendo cada vez más "imagen de Dios".

Es el crecimiento en el Señor, y ese crecimiento hacia la plenitud de Dios no puede darse sin la oración, sin "ese encuentro que cambia la vida". Y ese crecimiento significa ir creciendo en los frutos del Espíritu Santo, algunos de los cuales cita San Pablo en su carta a los Gálatas (5, 22-23): amor, alegría, paciencia, comprensión, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí ... pues el Espíritu Santo va infundiendo ésos y otros frutos en el alma de todo aquél que se abre a su acción de transformación divina, sobre todo a través de la oración.

La oración es tan importante que no podemos, por ejemplo, pretender amar, amar verdaderamente, amar como Dios nos ama, si no nos abrimos a la acción del Espíritu Santo a través de la oración y de los Sacramentos. Porque para amar verdaderamente hay que dejar que sea el Espíritu Santo -que habita en nuestro interior si estamos en estado de gracia– quien ame en nosotros y a través de nosotros. De otra manera, lejos de proyectar el Amor de Dios en nosotros, podemos más bien proyectar nuestro propio yo.

Actividades parroquiales

 Horario de Misas

De lunes a sábado.. 19:30 h.

Domingos .............. 10:00—11:30 h

Rezo del Santo Rosario

De lunes a sábado .. 19:00 h.

Exposición del Santísimo

Jueves .................... 18:30—19:30 h.

Domingos .............. 10:30—11:30 h.

Confesiones

Media hora antes a cada Misa

Cuando alguien lo solicite

Despacho Parroquial

Martes, miércoles

y jueves ................ 18:00—19:00 h.

 Cáritas Parroquial

Atención los miércoles de 18 a 19 h. en los locales de Ciudad de Laval, 30.

Lectio Divina

Iniciación a la oración con la lectio divina, un camino para aprender a orar desde la palabra de Dios. El método de lectio divina sigue cuatro pasos: lectio (lectura), meditatio (meditación), contemplatio (contemplación) y oratio (oración).

Quincenalmente los lunes después de la Santa Misa, a las 20:30 h.

Comenzamos el lunes próximo, día 15.

El ejemplo de los Santos

18 de abril: beato Andrés Hibernón Real, religioso franciscano

Ginés Hibernón y María Real, piadoso y honrado matrimonio, vivían en Alcantarilla, en 1534. Pero pocos días antes de dar María a luz a su hijo, se trasladaron a Murcia, donde tenía un hermano beneficiado en la catedral. En su casa nació Andrés y fue bautizado en la catedral. El 3 de octubre de 1556, a los veintidós años de edad, comenzó el noviciado en el convento franciscano de Albacete, en la condición de hermano lego, profesando el 1 de noviembre de 1557. 

La reforma franciscana de los descalzos, realizada por san Pedro de Alcántara (1534-1602), se extendió enseguida por todas partes. Conocedor Andrés Hibernón de la edificante vida que llevaban los descalzos, consiguió la autorización para ingresar en alguno de los conventos de esta reforma. Andrés Hibernón se ejercitó en los oficios propios de su estado de hermano lego, imitando a san Francisco de Asís, gozando, por ello, en vida de gran fama de santidad. Los últimos años de su vida los pasó en Gandía, donde promovió en toda la comarca una renovación desde la contemplación mística y la caridad, por lo que es venerado en aquella comarca como el “beatet”. Murió plácidamente en la Ciudad Ducal el 18 de abril de 1602, a los sesenta y ocho años de edad.

 

 


4 de abril de 2024

Domingo 7 de Abril de 2024 - DOMINGO 2º DE PASCUA - B

 DOMINGO 2º DE PACUA. CICLO B

 San Juan nos narra de esta manera el encuentro de los apóstoles con Jesús Resucitado. Encontramos en la narración dos actitudes de los discípulos: el temor (tenían miedo a los judíos) y el escepticismo (no creer hasta no ver). Sabiendo que el evangelio de Juan es un libro de signos, podríamos deducir que en esta escena, el evangelista aborda las dos actitudes principales de los seguidores de Jesús después de su muerte, temor y escepticismo. Por otro lado nos encontramos con la respuesta de Jesús ante estas actitudes; Él les pide ver su cuerpo para creer y nombra dichosos a los que sin ver creerán; y por otro lado, Él les envía a predicar, a dar testimonio, guiados por el Espíritu Santo; les pide no tener miedo sino vivir en paz, porque Él estará con ellos. Así, el encuentro con Jesús resucitado termina en una bellísima profesión de fe: “Señor mío y Dios mío”, o en palabras del evangelista Juan: “Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios”.

 

Lectura del santo Evangelio según san Juan. 20, 19-31

                Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con vosotros”. Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría.

De nuevo Jesús les dijo: “La paz esté con vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo”. Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Recibid al Espíritu Santo. A los que les perdonéis los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonéis, les quedarán sin perdonar”.

                Tomás, uno de los Doce, a quien llamaban el Gemelo, no estaba con ellos cuando vino Jesús, y los otros discípulos le decían: “Hemos visto al Señor”. Pero él les contestó: “Si no veo en sus manos la señal de los clavos y si no meto mi dedo en los agujeros de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré”.

Ocho días después, estaban reunidos los discípulos a puerta cerrada y Tomás estaba con ellos. Jesús se presentó de nuevo en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con vosotros”. Luego dijo a Tomás: “Aquí están mis manos; acerca tu dedo. Trae acá tu mano, métela en mi costado y no sigas dudando, sino cree”. Tomás le respondió: “¡Señor mío y Dios mío!” Jesús añadió: “Tú crees porque me has visto; dichosos los que creen sin haber visto”.

                Otras muchas señales milagrosas hizo Jesús en presencia de sus discípulos, pero no están escritas en este libro. Se escribieron éstas para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en vosotros.
Formación en la fe

El significado del tiempo pascual 

Pascua es la más antigua y la más grande de las fiestas cristianas; más importante incluso que Navidad. Su celebración en la vigilia pascual constituye el corazón del año litúrgico. Dicha celebración, precedida por los cuarenta días de cuaresma, se prolonga a lo largo de todo el período de cincuenta días que llamamos tiempo pascual. Esta es la gran época de gozo, que culmina en la fiesta de pentecostés, que completa nuestras celebraciones pascuales, lo mismo que la primera fiesta de pentecostés fue la culminación y plenitud de la obra redentora de Cristo.

El calendario romano general proporciona una clave para la comprensión de esta época en su sección sobre el tiempo pascual:

Los cincuenta días que van desde el domingo de resurrección hasta el domingo de pentecostés han de ser celebrados con alegría y exultación, como si se tratara de un solo y único día festivo; más aun, como un "gran domingo". Estos son los días en los que principalmente se canta el Aleluya (n. 22).

Es una descripción muy significativa. Demuestra claramente que hoy la Iglesia interpreta la pascua y sus resultados exactamente en el mismo sentido que lo hacía la Iglesia de la antigüedad. En esta interpretación de la pascua, el nuevo calendario es todavía más tradicional que el anterior.

Explicaremos por qué.

Antes de la reforma del calendario y del misal, el tiempo de pascua era presentado como apéndice de la pascua más que como parte intrínseca de la misma celebración pascual y su continuación durante todo el período de cuarenta días. Los domingos que seguían se llamaban domingos después de pascua, y no domingos de pascua, como se los designa actualmente. Era realmente un tiempo de carácter jubiloso y festivo; pero no se lo podría definir como una celebración ininterrumpida del día mismo de pascua.

Este período pertenece a la parte más antigua del año litúrgico, que, en su forma primitiva (siglo III), constaba simplemente del domingo, el triduo pascual y los cincuenta días que seguían al domingo de pascua, llamados entonces pentecostés o "santo pentecostés". El nombre no se refería, como ahora, a un día concreto, sino a todo el período.

Pentecostés era una larga y gozosa celebración de la fiesta de pascua. Todo el período era como un domingo, y para la Iglesia primitiva el domingo era sencillamente la pascua semanal. Los cincuenta días se consideraban como un solo día, e incluso se los designaba con el nombre de "el gran domingo" (magna dominica).
Rincón de oración

VIVIR LA PASCUA

Nos felicitamos la Pascua. Cantamos la Pascua. Anunciamos de mil formas el misterio  pascual. Pero, ¿vivimos este misterio? Cristo vive, decimos. Pero, ¿estamos resucitados con  él?

 

Vivir la Pascua significa:

- Pasar por la cruz, como los hebreos "pasaron" por el mar rojo. El rostro y el cuerpo de  Cristo glorioso está marcado por las cicatrices. No se puede llegar a la pascua, sin dar antes  los pasos previos. No se puede llegar a la pascua sin romperse, como la losa del sepulcro,  sin conseguir primero un despojo total y una entrega sin reservas, o una aceptación  incondicional de la voluntad del Padre. Una pascua sin cruz no es más que una fiesta de primavera.

- Vivir en éxodo permanente, cuando se sale de Egipto deprisa y se come de pie, cuando  nadie se instala en situaciones placenteras ni se conforma con las libertades conseguidas,  cuando se afrontan los problemas que se presentan en cada hora, cuando no se renuncia a  la tierra prometida.

- Creer en la esperanza, aceptando la propia superación de cada día. Aceptar al Dios sorpresa, al Dios que  pasa, al Dios que viene, al Dios que se hace presente y está en cualquier persona o  acontecimiento o en cada sacramento. Y aceptar la sorpresa de Dios: su palabra,  su regalo, su providencia, su amor. Aceptar la sorpresa de la vida, porque el futuro no está  escrito. Aceptar la sorpresa de los hombres, que no siempre son rutinarios y mediocres. De esta esperanza surge el talante pascual, firme y confiado.

- Dejarse renovar y recrear. Dejar que el Señor resucitado exhale su aliento sobre  nosotros, su Espíritu creador, como al principio. Que su aliento vital dé nueva vida a  nuestros huesos secos. Ser capaces de nacer de nuevo, "capaces de la santa novedad"  (Liturgia). Ser capaces de alimentarse con "los panes ácimos de la sinceridad y la verdad".  (1 Cor. 5, 8).

- Estar en Cristo. "El que está en Cristo es una nueva creación; pasó lo viejo, todo es  nuevo" (2 Cor. S, 17). "Estar en Cristo": frase feliz acuñada y repetida por Pablo -casi 200  veces en el N.T.- resume todo el misterio de la pascua. No sólo anunciamos que Cristo vive,  sino que Cristo vive en mí o que yo vivo en Cristo. Estar en Cristo es estar en la verdad y  vivir en el amor; es dejarse ganar por su Espíritu, tener sus mismos sentimientos, responder  a su llamada; es vivir la filiación, ser hijos en el Hijo, orar como él lo hizo, sentir la fraternidad  y vivir la comunión. Estar en Cristo es acompañar, es escuchar, es trabajar, es morir y vivir en él; es ser él.

-- "Vivir en la fe del Hijo de Dios, que amó y se entregó por mí". (Gl. 2, 20).

-- "Crucificar la carne con sus pasiones y sus apetencias" (Gl. 5, 24).

-- "Estar crucificado para el mundo" (Gl. 6, 14).

-- "Revestirse del hombre nuevo" (Ef. 4, 24).

-- "No tener otra vida que Cristo". (Flp. I, 21).

-- "Tener por basura" todo lo que no sea Cristo. (Flp. 3, 8).

-- "Dejarse alcanzar por Cristo". (Flp. 3, 12).

-- "Vivir según Cristo Jesús... enraizados y edificados en él". (Col. 2,6) 

-- "Resucitar con Cristo, buscando las cosas de arriba, donde está Cristo". (Col. 3, 1).

-- vivir en el amor. Es el fruto de la vida en Cristo. Amar, dejarse amar, ser amor. Morir al  egoísmo cada día, perdonar 70 veces 7, servir por encima de las propias fuerzas,  entregarse hasta el fin.

Esto es la Pascua: un amor más fuerte que la muerte, fogonazo que consume todas las  ataduras, libertad definitiva, la paz como un torrente que inunda, la perfecta alegría. Feliz  Pascua de resurrección.

Actividades parroquiales

 Horario de Misas

De lunes a sábado.. 19:30 h.

Domingos .............. 10:00—11:30 h

Rezo del Santo Rosario

De lunes a sábado .. 19:00 h.

Exposición del Santísimo

Jueves .................... 18:30—19:30 h.

Domingos .............. 10:30—11:30 h.

Confesiones

Media hora antes a cada Misa

Cuando alguien lo solicite

Despacho Parroquial

Martes, miércoles

y jueves ................ 18:00—19:00 h.

 Cáritas Parroquial

Atención los miércoles de 18 a 19 h. en los locales de Ciudad de Laval, 30.

San Vicente Ferrer

El lunes día 8 de abril nuestra iglesia diocesana celebra la solemnidad del Patrono de la Comunidad. Las Misas serán como festivos, 10 y 11:30 h. porque el Sr. Arzobispo ha declarado esta fiesta como precepto.

Anunciación del Señor

La celebraremos el martes día 9 porque no pudo celebrarse al coincidir en Lunes Santo.

La Misa será a las 19:30 h.

 El ejemplo de los Santos

13 de ABRIL: SAN HERMENEGILDO, mártir

Hermenegildo y su hermano, Recaredo eran hijos de Leovigildo, rey de los visigodos de España, y de su primera esposa, Teodosia. Su padre los educó en la herejía arriana. Sin embargo, Hermenegildo se casó con una católica, quien con su ejemplo y oraciones convirtieron al mártir. Su padre al enterarse de esto se enfureció y lo desheredó, y tomó prisioneros a su esposa e hijo. Sin embargo, al año hicieron las paces. Tiempo después, la segunda esposa de Leovigildo empezó a despertar nuevas sospechas contra Hermenegildo, que fue encarcelado en Tarragona acusado de herejía; se le ofrecía la libertad a condición de que se retractase.

El mártir pidió fervorosamente a Dios que le fortaleciese en su combate por la fe, añadió mortificaciones a sus sufrimientos y se vistió como los penitentes. Al negarse a recibir la comunión de manos de un obispo arriano, su padre lo mandó matar. Hermenegildo recibió la noticia con gran resignación y murió de un solo golpe de mazo. San Gregorio el Grande atribuye a los méritos de San Hermenegildo la conversión de su hermano Recaredo y de toda la España visigótica.


22 de marzo de 2024

SEMANA SANTA 2024

 

SEMANA

 SANTA

 

Parroquia de san francisco de borja   Gandía

2024

 

El triduo pascual

 

La palabra triduo en la práctica devocional católica sugiere la idea de preparación. A veces nos preparamos para la fiesta de un santo con tres días de oración en su honor, o bien pedimos una gracia especial mediante un triduo de plegarias de intercesión.

El triduo pascual se consideraba como tres días de preparación a la fiesta de pascua; antes comprendía el jueves, el viernes y el sábado de la semana santa. Era un triduo de la pasión.

En el nuevo calendario y en las normas litúrgicas para la semana santa, el enfoque es diferente. El triduo se presenta no como un tiempo de preparación, sino como una sola cosa con la pascua. Es un triduo de la muerte, sepultura y resurrección del Señor, que abarca la totalidad del misterio pascual. Así se expresa en el calendario:

Cristo redimió al género humano y dio perfecta gloria a Dios principalmente a través de su misterio pascual: muriendo destruyó la muerte y resucitando restauró la vida. El triduo pascual de la pasión y resurrección de Cristo es, por tanto, la culminación de todo el año litúrgico.

Luego establece la duración exacta del triduo:

El triduo comienza con la misa vespertina de la cena del Señor, alcanza su cima en la vigilia pascual y se cierra con las vísperas del domingo de pascua.

Esta unificación de la celebración pascual es más acorde con el espíritu del Nuevo Testamento y con la tradición cristiana primitiva. El mismo Cristo, cuando aludía a su pasión y muerte, nunca las disociaba de su resurrección. En el evangelio del miércoles de la segunda semana de cuaresma (Mt 20,17-28) habla de ellas en conjunto: "Lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen, y al tercer día resucitará".

Es significativo que los padres de la Iglesia, tanto san Ambrosio como san Agustín, conciban el triduo pascual como un todo que incluye el sufrimiento de Jesús y también su glorificación. El obispo de Milán, en uno de sus escritos, se refiere a los tres santos días (triduum illud sacrum) como a los tres días en los cuales sufrió, estuvo en la tumba y resucitó, los tres días a los que se refirió cuando dijo: "Destruid este templo y en tres días lo reedificaré". San Agustín, en una de sus cartas, se refiere a ellos como "los tres sacratísimos días de la crucifixión, sepultura y resurrección de Cristo".

Esos tres días, que comienzan con la misa vespertina del jueves santo y concluyen con la oración de vísperas del domingo de pascua, forman una unidad, y como tal deben ser considerados. Por consiguiente, la pascua cristiana consiste esencialmente en una celebración de tres días, que comprende las partes sombrías y las facetas brillantes del misterio salvífico de Cristo. Las diferentes fases del misterio pascual se extienden a lo largo de los tres días como en un tríptico: cada uno de los tres cuadros ilustra una parte de la escena; juntos forman un todo. Cada cuadro es en sí completo, pero debe ser visto en relación con los otros dos.

Interesa saber que tanto el viernes como el sábado santo, oficialmente, no forman parte de la cuaresma. Según el nuevo calendario, la cuaresma comienza el miércoles de ceniza y concluye el jueves santo, excluyendo la misa de la cena del Señor. El viernes y el sábado de la semana santa no son los últimos dos días de cuaresma, sino los primeros dos días del "sagrado triduo".

 

Pensamientos para el triduo. 

La unidad del misterio pascual tiene algo importante que enseñarnos. Nos dice que el dolor no solamente es seguido por el gozo, sino que ya lo contiene en sí. Jesús expresó esto de diferentes maneras. Por ejemplo, en la última cena dijo a sus apóstoles: "Vosotros os entristeceréis, pero vuestra tristeza se cambiará en alegría" (Jn 16,20). Parece como si el dolor fuese uno de los ingredientes imprescindibles para forjar la alegría.

Todo el ciclo de la naturaleza habla de vida que sale de la muerte: "Si el grano de trigo, que cae en la tierra, no muere, queda solo; pero si muere, produce mucho fruto" (Jn 12,24).

La resurrección es nuestra pascua; es un paso de la muerte a la vida, de la oscuridad a la luz, del ayuno a la fiesta. El Señor dijo: "Tú, en cambio, cuando ayunes, úngete la cabeza y lávate la cara" (Mt 6,17). El ayuno es el comienzo de la fiesta.

El sufrimiento no es bueno en sí mismo; por tanto, no debemos buscarlo como tal. La postura cristiana referente a él es positiva y realista. En la vida de Cristo, y sobre todo en su cruz, vemos su valor redentor. El crucifijo no debe reducirse a un doloroso recuerdo de lo mucho que Jesús sufrió por nosotros. Es un objeto en el que podemos gloriarnos porque está transfigurado por la gloria de la resurrección.

Nuestras vidas están entretejidas de gozo y de dolor. El camino cristiano es el camino de la cruz, que es también el de la resurrección.

 

HORARIOS DE LAS CELEBRACIONES DE LA

SEMANA SANTA

 

DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR Conmemoramos la entrada de Jesús en Jerusalén.

- Misa vespertina del sábado                              19:30 h.

- Domingo.

- Bendición de Ramos (iglesia de las Esclavas) 10:15 h.    Procesión.

- Santa Misa (templo Parroquial) 11:30 h.

 

MIÉRCOLES SANTO

- Celebración Penitencial Comunitaria 20:30 h.

 

JUEVES SANTO Conmemoramos la institución del sacerdocio ministerial, de la Eucaristía y el día del amor fraterno. “Tomad y comed… tomad y bebed… Haced esto en memoria mía”.

- Rezo comunitario de Laudes 11:00 h.

- Misa en la Última Cena del Señor 19:30 h.

- Hora Santa ante el Monumento 22:00 — 24:00 h.

 

VIERNES SANTO Conmemoramos la Pasión y Muerte del Señor. “Jesús dijo: todo está cumplido. Y dando un fuerte suspiro expiró”.

- Oración del Via Crucis por las calles 8:00 h.

- Rezo comunitario de Laudes 11:00 h.

- Santos Oficios en la Muerte del Señor 16:30 h.

 

SÁBADO SANTO Conmemoramos el “paso” del Señor de la muerte a la vida, su gloriosa resurrección de entre los muertos. “Feliz la culpa que mereció tal Redentor”.

- Solemne Vigilia Pascual 21:30 h.


DOMINGO DE RESURRECCIÓN Conmemoramos  la alegría de la resurrección del Señor, ¡Aleluya! “Este es el día en que actuó el Señor. Sea nuestra alegría y nuestro gozo”.

- Solemne Misa de Pascua 11:30 h.

¡¡¡-CRISTO HA RESUCITADO, ALELUYA, ALELUYA-!!!